Como la rana


Como la rana

Visite la casa de una amiga y me contaba sobre el Síndrome de la Rana en el agua hirviendo.

Una rana en agua que va hirviendo se va quedando tranquila sin darse cuenta de que el agua se está calentando.

El aumento de la temperatura será tan sutil que su cuerpo se irá adaptando al cambio, hasta que finalmente muere hervida, casi sin darse cuenta.

Eso es la sobreadaptación a condiciones amenazantes para nuestra integridad.

Puede darse en cualquier tipo de relación.

Puedo actuar como la rana cuando me sobre adapto a situaciones, personas o relaciones que me resultan perjudiciales.

Muchos de nosotros tenemos el «síndrome de la rana en el agua hirviendo»:

Veamos si lo tengo.

1. Malestar cómodo.

Estoy en un trabajo, bajo un trato incomodo o en una situación que no me gusta, pero me da dinero.
La idea de dejarlo parece arriesgada o difícil.
Pero, quedarme puede significar una vida mediocre.

2. Pensamiento a corto plazo

Estoy tan atrapado en los quehaceres y asuntos diarios y parece que no encuentro tiempo para centrarme  en los objetivos a largo plazo.
Así mi vida se escapa poco a poco, vida frustrada.

3. Exceso de trabajo

Estoy tan metido en el trabajo que me olvidas de por qué lo hago.
Estoy agotado y parece que mi vida se me va de las manos.

4. Pérdida de contactos a nivel social

Estoy demasiado ocupado trabajando, así que no tengo tiempo para  mis seres queridos y amigos.

O quizá tengo demasiado miedo de pasar tiempo con ellos porque los he descuidado durante mucho tiempo. Así pierdo la vida y me quedo solo.

5. Perseguir el dinero.

El dinero está muy bien, pero no cuando se convierte en lo único que me motiva. El éxito material no me hará plenamente feliz ni me llenará por sí solo.

6. Dejar que el miedo te paralice.

Quiero hacer cambios en  mi vida, pero el miedo me frena. Tengo demasiado miedo para salir de mi zona de confort y asumir riesgos.

7. Adormecer los sentidos.

Para evitar pensar o asumir mis problemas, tristezas o enfermedades  ocupo todo mi tiempo en la televisión, celulares y en todo lo que distrae.  Así pierdo la vida sin enfrentarla.

8. Descuidar mi crecimiento personal

He dejado de leer, aprender o invertir en mi mismo. Creo que no tengo tiempo para crecer, así que he dejado de hacerlo. Pero el crecimiento personal es esencial para sentirse realizado en la vida.

9. Ignoras tu voz interior

Tengo una voz interior que me dice que deje mi trabajo, una relación o situación que no me conviene.

Pero tengo demasiado miedo para escucharla.
Ignorarla sólo me llevará a una vida infeliz.

10. No le doy a Dios su lugar

He cambiado mi vida cristiana en la oración, en el día del Señor y las obras de misericordia. Y pongo en su lugar el placer, el tener. Realizo otras actividades al margen de mi fe. Y se me olvida que la vida no es eterna y al final he de encontrarme ante el Señor.

Reconocer las señales es el primer paso para salir de la olla de agua hirviendo.

Nunca es demasiado tarde para empezar a hacer cambios y vivir la vida que realmente quiero.

Lee, medita y comparte

P. Óscar

Deja un comentario