Corpus Christi presencia de amor


Corpus Christi presencia de amor

Hoy, fiesta del Corpus Christi, medito la profundidad del amor del Señor, que le ha llevado a quedarse oculto bajo las especies sacramentales, es el Pan de vida.

Hoy tomo conciencia de mi misión de ser cristiano, volviendo los ojos hacia la Santa Eucaristía, hacia Jesús que, presente en el Santísimo, me ha constituido como miembro suyo: “Ahora bien, ustedes son el cuerpo de Cristo y cada uno es miembro de ese cuerpo” (1Cor 12,27).

Jesús ha decidido permanecer en el Sagrario para alimentarme, para fortalecerme, para santificarme, para dar eficacia a mi tarea y a mi esfuerzo.

Jesús es simultáneamente el sembrador, la semilla y el fruto de la siembra: el Pan de vida eterna.

Este milagro, continuamente renovado, de la Santa Eucaristía, tiene todas las características de la manera de actuar de Jesús.

Dios y Hombre verdadero, Señor de cielos y tierra, se me ofrece como alimento, del modo más natural y ordinario.

Espera mi amor, mi cercanía, mi adoración y alabanza.

Jesús en el Sagrario es la espera de Dios, que ama a los hombres, que me busca, que me quiere tal como soy, con mis dones, cualidades, limitaciones, debilidades, pero con la capacidad de descubrir su infinito cariño y de entregarme  a Él enteramente.

Por amor y para enseñarnos a amar, vino Jesús a la tierra y se quedó entre nosotros en la Eucaristía.

Como hubiese amado a los suyos que vivían en el mundo: “habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.” (Jn 13,1)

San Pablo recibe la Eucaristía, la celebra y transmite: “Yo he recibido del Señor lo que a mi vez les he transmitido. El Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan y, después de dar gracias, lo partió diciendo: Esto es mi cuerpo, que es entregado por ustedes; hagan esto en memoria mía.” (1Cor 11,22-25).

Así, con amor, entrega y devoción es como deseo vivir este día de Corpus Christi.

Lee, medita y comparte

P. Óscar

Deja un comentario