Hoy seré feliz


Hoy seré feliz

“Pon tu alegría en el Señor, él te dará lo que ansió tu corazón.” (Sal 37,4).

Hoy seré feliz. Expulsaré de mi vida todo pensamiento triste. Me sentiré gozoso por este día. No me lamentaré de nada.

�Hoy agradeceré a Dios la alegria y la felicidad que me regala. Hoy trataré de ajustarme a la vida.

Aceptaré al mundo como es y procuraré encajar en él. Si sucede algo que me desagrada, no me mortificaré ni me�lamentaré, agradeceré que haya sucedido. Porque asi se puso a prueba mi voluntad�de ser feliz.

Hoy seré dueño de mis sentimientos, de mis nervios y de mis impulsos. Para triunfar tengo que tener dominio de mi mismo.

Hoy trabajaré alegremente con entusiasmo y pasión, haré de mi trabajo una diversión.

�Comprobaré que soy capaz de trabajar con alegria. Disfrutaré mis pequeños triunfos, no pensaré en los fracasos.

Hoy seré amigable. No criticaré a nadie. Si comienzo a criticar a una persona, cambiaré la ctitica por elogios.

�Toda persona tiene sus defectos y sus virtudes. Olvidaré los defectos y concentraré mi atención en las virtudes.

�Hoy evitaré las discusiones desagradables.

Hoy voy a eliminar dos plagas de mi vida : la prisa y la indecisión.

Hoy viviré con calma, con paciencia; porque la prisa es el enemigo de una vida feliz y triunfante.

No permitiré que la prisa me abrume.

Hoy tendré confianza en mi mismo porque Dios está conmigo.

Hoy haré�frente a todos los problemas con decisión y valentia y no dejaré ninguno para mañana.

Hoy no tendré miedo.
Actuaré valientemente,  el futuro me pertenece.

Hoy tendré confianza en que Dios ayuda a los que luchan y trabajan.

Hoy no envidiaré a los que tienen mas dinero�o más salud que yo. Contaré mis bienes y no mis males. Compararé mi vida con la de otro que sufren más.

�Hoy trataré de resolver los problemas de hoy. El futuro se resuelve así mismo. El destino�pertenece a los que luchan.

Hoy tendré un programa que realizar. Si algo queda sin hacer, no me desesperaré, lo haré mañana.
�Hoy no pensaré en el pasado . No guardaré rencor a nadie, practicaré la ley del perdón.

Hoy asumiré mis responsabilidades y no echaré las culpas a otras personas de mis fracasos.

�Hoy comprobaré que Dios me ama y me premia con su amor.�
Hoy haré un bien a alguien. Buscaré a alguna persona para hacerlo sin que lo descubra, seré�cortés y generoso.

Al llegar la noche comprobaré que Dios me premió con un bien, con un día de plena felicidad.

¡Y mañana viviré otro día como hoy!

Ora, vive y comparte.

P. Óscar

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